Y sacaré alboradas de mi chistera
para iluminar la rueca en mis adentros
que gira cansada, casi sin aliento
a causa de tus miradas indiscretas.
Mas el aire se estanca en mis pulmones
con el venir del ocaso de tus ojos,
y poso los míos en tus labios rojos
y el recuerdo me hace presa de ilusiones.
Suyas serán mis estrofas más preciadas,
las posaré en silencio tras su jergón
para que oscilen por la lóbrega alcoba.
Seré fiel guía, su lucero del alba.
Pero al despertar solo seré mención,
un corazón de mimbre que añora.
Saludos mutantes desde Genosha